Recientemente, dos eventos importantes han provocado conversaciones sobre la influencia de las plataformas de streaming: Spotify Wrapped 2024, que destaca el consumo anual de música de los usuarios, y una narrativa ampliamente incomprendida que sugiere la salida de Netflix de Nigeria.
Sin embargo, en una declaración exclusiva a TechCabal, Netflix refutó la afirmación y reafirmó su dedicación a apoyar a la industria creativa nigeriana. Estos momentos subrayan una verdad más amplia: las plataformas de streaming como Spotify y Netflix han redefinido cómo consumimos y nos relacionamos con la cultura. Más que simplemente ofrecer contenido, actúan como potencias culturales globales, remodelando los hábitos de consumo y fomentando el intercambio intercultural.
Los servicios de streaming han trastocado los modelos tradicionales de consumo cultural, priorizando la personalización y la accesibilidad. Consideremos Spotify Wrapped, una tradición anual que transforma los hábitos de escucha individuales en un evento cultural global.
Millones de usuarios comparten sus mejores canciones y artistas, uniendo comunidades a través de la música. Spotify Wrapped no es simplemente un resumen divertido; es una herramienta para la conexión cultural, que muestra cómo las preferencias personales pueden resonar a nivel mundial.
De manera similar, Netflix ha reinventado la narración para audiencias internacionales. Al invertir fuertemente en contenido local, desde películas de Nollywood hasta dramas españoles, la plataforma cierra brechas culturales.
Producciones icónicas como Squid Game (2021) de Corea del Sur y Blood Sisters (2022) de Nigeria ilustran cómo las narrativas localizadas pueden encontrar un atractivo universal al tiempo que amplifican sus orígenes culturales. Esta interacción de narraciones locales y globales resalta el doble papel de Netflix como distribuidor y formador de cultura.
Desde su entrada a Nigeria en 2016, Netflix ha invertido más de 23 millones de dólares en contenido africano, produciendo éxitos aclamados a nivel mundial como Blood Sisters, King of Boys (2021) y Anikulapo (2022).
Estas producciones no sólo destacan la creatividad africana, sino que también brindan al público internacional vislumbres auténticas de las vibrantes culturas del continente.
Las plataformas de streaming sirven como puertas de entrada al intercambio cultural, ofreciendo a los usuarios ventanas a mundos que de otro modo nunca encontrarían. A través de Netflix, el público europeo puede explorar la cultura nigeriana, mientras que los espectadores asiáticos pueden disfrutar de dramas españoles. De manera similar, las listas de reproducción seleccionadas de Spotify exponen a los oyentes a géneros como Afrobeats y K-Pop, fomentando el aprecio por diversas tradiciones artísticas.
Esta democratización de la cultura remodela la representación global. Los artistas y creadores de regiones subrepresentadas ahora tienen acceso directo a audiencias internacionales, sin pasar por los canales de medios tradicionales como la radio y la televisión.
El informe Spotify Wrapped de este año destacó a Burna Boy como uno de los artistas globales más reproducidos, un testimonio de cómo Afrobeats ha trascendido las raíces locales para convertirse en un fenómeno global.
El auge de los servicios de streaming ha cambiado significativamente los hábitos de consumo de medios tradicionales. Según un informe de 2021 de la Motion Picture Association, el 49% de los consumidores globales ahora prefieren contenido en streaming a la televisión tradicional.
Este cambio refleja la naturaleza del consumo bajo demanda, donde la personalización y la conveniencia impulsan el compromiso. El público ahora puede seleccionar sus propias experiencias culturales, alejándose de las transmisiones televisivas programadas y las suscripciones por cable. Este cambio no sólo revoluciona la industria del entretenimiento sino que también fomenta la creación de contenidos especializados.
Por ejemplo, la creciente cartera de producciones africanas de Netflix desafía el dominio de Hollywood en los medios globales.
Al invertir en historias locales, la plataforma no solo diversifica su contenido sino que también redefine las narrativas, permitiendo que las culturas africanas brillen en el escenario global. Plataformas como Showmax, que se centran en gran medida en contenido africano, complementan este esfuerzo defendiendo la representación local en un mercado globalizado.
Sin embargo, el intercambio cultural global no está exento de desafíos. A medida que las plataformas de streaming se expanden a nuevas regiones, deben navegar por las sensibilidades culturales y las regulaciones locales. El contenido puede ajustarse o censurarse para alinearse con los valores regionales, lo que genera dudas sobre la apropiación cultural y el equilibrio entre el alcance global y la autenticidad local.
Los servicios de streaming son más que distribuidores de entretenimiento; son arquitectos de la cultura global. Al hacer accesibles diversos medios, fomentan la comprensión intercultural y amplifican las voces subrepresentadas.
En África, plataformas como Netflix y Spotify lideran la iniciativa al invertir en contenido local y amplificar las voces africanas a nivel mundial.
El éxito de producciones africanas como Blood Sisters y la popularidad global de los afrobeats indican cómo las historias localizadas pueden tener eco universalmente, redefiniendo lo que significa involucrarse con la cultura “global”. Este intercambio cultural remodela las percepciones globales de la cultura africana, enfatizando su riqueza y diversidad.
A medida que los servicios de streaming sigan evolucionando, su desafío será equilibrar la representación cultural con las demandas comerciales. Este desafío ofrece una oportunidad para dar forma al futuro del intercambio cultural de manera equitativa, inclusiva y representativa de la diversidad del mundo.
Quienes naveguen por este equilibrio de manera efectiva darán forma no sólo al futuro del entretenimiento sino también a la dinámica del intercambio cultural global.
En última instancia, estas plataformas son más que distribuidores de contenidos: son arquitectos de la cultura global. Su capacidad para conectar a las personas a través de historias y experiencias compartidas ejemplifica el poder transformador de los medios digitales.
Sin duda, esta evolución del consumo cultural seguirá impulsando el panorama mediático global, haciendo que el mundo sea un poco más pequeño y mucho más conectado.
Samuel Viavonu trabaja en la intersección de dos campos. Como estratega de comunicación, impulsa el crecimiento de la marca a través de la narración, el marketing y la comunicación estratégica. Como escritor sociocultural, explora la identidad, la cultura, los medios y la tecnología, ofreciendo perspectivas esclarecedoras sobre las complejidades de la sociedad moderna y la experiencia humana.
Hasta mi proximo Post…